martes, 13 de octubre de 2009

Importancia Para la Juventud:

El Reggaeton y su baile, conocido como Perreo, están impactando en las preferencias de jóvenes y adolescentes, de tal manera que ya casi no queda una discoteca en Latinoamérica en la que el Reggaeton no sea escuchado y disfrutado.
El hecho de que el género del Reggaeton y su baile, el Perreo, tengan tanto éxito entre los jóvenes, sobre
todo entre 12 y 22 años, es porque, a esas edades, gusta lo prohibido y tienen, además, curiosidad por buscar cosas distintas.
Existe siempre una tendencia a acercarse al sexo opuesto y, debido a su naturaleza, el Reggaeton y, sobre todo, su baile, el Perreo, ayudan a tener un contacto más estrecho.
Los jóvenes sienten hacia el Reggaeton un amor arrebatado. Su ritmo los enciende y les hace sentirse libres, el baile les permite explorar sus cuerpos y las letras les hablan de sexo y de desamor.
Muchos jóvenes imitan el vestuario de los cantantes de este género. Algunos llegan a las discotecas populares con los pantalones flojos y muy grandes, las camisetas holgadas, la gorra para atrás o ligeramente inclinada hacia un lado y una larga cadena que les cae sobre el pecho. Así han visto a sus cantantes favoritos como Don Omar, Baby Rasta y Gringo, Cuban Link o Cheka, entre otros muchos artistas, y así quieren ser ellos también, como sus ídolos que son.
Por otro lado, las chicas llevan zapatos altos, minifaldas, pantalones ceñidos a media cadera y blusas cortas con logotipos muy grandes. Es como si quisieran parecerse a las bailarinas del Perreo que se exhiben en los videos de Daddy Yankee, Héctor y Tito o Tego Calderón.
En la mayoría de los países en los que se baila el Perreo, la mayoría de los jóvenes que asisten a las discotecas para perrear, tienen que llevar mochilas consigo, en las que portan escondidas sus prendas especiales para llevar a cabo este bailee (faldas cortas, jeans más ceñidos, tops, etc.), que se pueden poner al llegar a la discoteca. Esto es, probablemente, debido a la naturaleza provocativa del Perreo.Seguramente, no sería del agrado de los padres saber que sus hijos practican este baile, denominado, a veces, hasta como erótico.

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